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Brasil, crisis, Dilma Rousseff, Impeachment, Juicio Político, Michel Temer
El Parlamento brasilero ha dejado fuera a la Presidenta Dilma Rousseff. El impeachment, fue llevado a cabo por una mayoría de diputados sospechados en procesos de corrupción. De la mano del hasta entonces segundo de la Presidente, Michel Temer, personaje rodeado de sus cuestionados asesores, intentará dar un giro elitista de las clases dominantes con planes de austeridad y recortes de beneficios sociales. Desde distintas organizaciones y personalidades del mundo, se han opuesto a lo sucedido en Brasil. El pronunciamiento de la CIDH, quien ve con profunda preocupación los planes de Temer, entiende que «representan un retroceso y tienen un impacto negativo en la protección y la promoción de los derechos humanos en el país».
Un poco de números
Los últimos indicadores económicos reflejan un empeoramiento de la contracción económica. El desempleo subió afectando a 11 millones de brasileros; la inflación, supera el 6% y hay recesión en prácticamente la totalidad de los sectores económicos, excepto las exportaciones.
Datos provisionales publicados por el Banco Central (13/05/2016) señalan que el PIB cayó 1.44% en el primer trimestre de 2016. El año pasado se contrajo 3.8%, durante la peor crisis del gigante sudamericano en décadas.
La crisis económica de Brasil, que durante varios semestres no muestra signo de vitalidad, ha desembocado en una descomunal inestabilidad institucional política y, de cuyas consecuencias, podrán resurgir en forma senil antiguos antídotos dirigidos por la más rancia estirpe de ese País. Está a la vista que el «modo» no importa, se trata de defender mejor los intereses de la ralea.
Pedro Brieguer, sociólogo y analista internacional, afirma en una entrevista (1), que el tema no es la corrupción, sino destituir al Dilma Rousseff. Sostiene que al destituir a la Presidente también desean destruir al partido que ella representa, el PT, porque la clase dominante del país no confía en ese partido, por más que apliquen políticas neo-liberales y posean bases sociales obreras, campesinas y amplios sectores medios, «no son del palo»…, vale decir, el gobierno del PT, no refleja la extracción social de la élite brasilera.
El jueves 12 de Mayo, el Palacio de Planalto –sede de la Presidencia–, Rousseff dio un discurso de salida que sonó a fin de ciclo, pese a los llamados de la mandataria suspendida a “luchar hasta el final”. Sus ayudantes, ministros y legisladores de la base del PT se mostraron cabizbajos; incluso hubo quien lloró.
“Puedo haber cometido errores, pero no cometí crímenes”, dijo Dilma Rousseff, amparada bajo la plana mayor de su partido, poco después de recibir la notificación de que 55 de los 81 senadores habían votado, horas antes en la Cámara Alta, a favor de iniciar el “impeachment” y que, por lo tanto, quedaba apartada del poder por 180 días.
Refiriéndose al argumento del juicio político -en referencia al uso de créditos de entidades públicas para encuadrar las cuentas públicas de 2014 y 2015-, Russeff se defendió alegando que “estoy siendo juzgada injustamente por haber hecho lo que la ley me autorizaba a hacer».
Recordando su pasado como activista política durante la última dictadura militar de ese país, enfatizó: “sufrí el dolor invisible de la tortura y ahora sufro una vez más el dolor igualmente innombrable de la injusticia. Lo que más duele en este momento es la injusticia”, prometiendo más tarde que luchará pacíficamente: “Jamás desistiré”, remarcó.
La sustitución presidencial cambios reactivos
Seis horas después, la misma sala en la cual Rousseff había entonado su despedida, se halló completa y llena de diputados, senadores, gobernadores y políticos conservadores, brindándole la bienvenida a Michel Temer. La prensa tuvo que ser acomodada en un área anexa y seguir la alocución del nuevo «jefe de gobierno» por una pantalla de televisión.
La influyente periodista Miriam Leitao, evocó un “retroceso de décadas si esa regla se mantiene”, al referirse al nuevo gabinete dominado solamente por 23 hombres bancos. Leitao, en su blog del diario Globo y cuyo grupo editorial es extremadamente crítico con los gobiernos de Lula y Rousseff, escribió: “después de los gobiernos del PT, en los que hubo más diversidad de mujeres, negros; el diseño hasta ahora es de un gobierno Temer sin diversidad. Si eso se confirma ya entra con cara de (tiempo) pasado”.
El nuevo «jefe de gobierno», usó el término “democracia de la eficiencia” en su primera alocución y evocó la “moral pública”. Tres de sus ministros están bajo sospecha por su eventual implicación en el caso de corrupción de Petrobras. Aunque el presidente no está acusado, varios empresarios y senadores interrogados por la policía en la Operación Lava Jato, señalan que Temer se benefició de la trama vinculada con la estatal petrolera.
“Es urgente hacer un gobierno de salvación nacional”, sostuvo el nuevo mandatario. “Queremos incentivar la asociación público-privada para generar empleo. El Estado no puede hacer todo, depende del sector productivo”, en alusión a las privatizaciones y reducciones del gasto público que acometerá el nuevo ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, un banquero de 70 años con fama de implacable en lo que se refiere a las cuentas públicas.
Las viejas recetas…
Meirelles, al otro día de asumir Temer, preparó un paquete de medidas que afectarán a la mayoría de los población del Brasil; trató en su discurso de no asustar a los movimientos sociales. Las medidas ortodoxas del nuevo ministro y uno de los hombres más poderosos, como ex-banquero con experiencia en Estados Unidos, se basan en: recortes, reformas, adelgazamiento de la estructura pública, apuntando a cambios profundos en el corazón del sistema, como las pensiones y los derechos laborales
En cuanto a las consecuencias del impacto de dichas políticas sobre la población, sostuvo que: “La sociedad brasileña está madura para medidas de ajuste”. Agregó también: “estamos preparados para tomar medidas, las necesarias, las que hagan falta, y decirle la verdad a la población. En relación con las protestas… forman parte de la democracia. Puede ocurrir. Evidentemente que tiene que prevalecer el interés de la sociedad. No se puede agradar a todos”
¿Cómo reaccionará el pueblo de Brasil?
Temer, al no tener el respaldo eleccionario, deberá ganarse al parlamento, actualmente atomizado, para poder sostener sus acciones de gobierno.
«Ahora hay una situación novedosa», sostiene al analista internacional Pedro Brieguer: «El PT se está movilizando, algunos sectores sociales también. ¿Qué va a pasar ahora en la calle?», se pregunta. «Creo que una oposición enceguecida por destronar al PT abre una caja de Pandora. Los sectores movilizados, sostienen que el gobierno de Temer es inconstitucional e ilegítimo, por lo tanto, van a oponerse en todo lo que haga las nuevas autoridades». El Congreso, según Brieguer, dejó de tener representatividad social para estos sectores opositores. También el sociólogo analiza la cautela en los medios internacionales con lo sucedido en Brasil, ya que los mismos tienen «una visión global» y, tanto «Lula como Dilma, no fueron gobiernos anti-capitalistas, sino que garantizaron gobernabilidad y grandes negocios con las multinacionales, así como también, estabilidad entre los BRICS», por lo tanto, «no lo ven (a los gobiernos de Lula y Russeff) como enemigos».
Profunda preocupación ante retrocesos en materia de derechos humanos en Brasil
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se pronunció el 18 de Mayo pasado, por medio de un comunicado (67/16), en donde expresa «su profunda preocupación ante decisiones adoptadas por el presidente interino de Brasil, Michel Temer, las cuales representan un retroceso y tienen un impacto negativo en la protección y la promoción de los derechos humanos en el país.»
En el mismo mensaje, el organismo denuncia «una reducción de los fondos destinados a los programas sociales de vivienda, educación y combate a la pobreza«. Por lo tanto, «la CIDH recuerda el principio de progresividad y no regresividad en materia de derechos económicos, sociales y culturales. En virtud de la obligación de progresividad establecida en el Protocolo de San Salvador, ratificado por Brasil en 1996, en principio le está vedado al Estado adoptar políticas, medidas, y sancionar normas jurídicas, que sin una justificación adecuada, empeoren la situación de los derechos económicos, sociales y culturales de los que goza la población. La precarización y empeoramiento de esos factores, sin debida justificación por parte del Estado, supone una regresión no autorizada por el Protocolo.»
La Organización también denuncia como «alarmante la eliminación del Ministerio de la Mujer, Igualdad Racial y Derechos Humanos, el cual quedó subsumido como una Secretaría dentro del Ministerio de Justicia.»
En sintonía a lo manifestado como «falta de diversidad» por la periodista Miriam Leitao, el CIDH se manifestó más elocuente en su comunicado y comparó de manera tangencial la composición (diversidad) de actual gobierno con la última dictadura militar de este país en el siguiente párrafo:
«La designación de un gabinete de ministros que no incluye a ninguna mujer ni a ninguna persona afrodescendiente, deja excluidos de los más altos cargos del gobierno a más de la mitad de la población del país. La última vez que Brasil tuvo un gabinete sin mujeres ministras fue durante la dictadura militar. Al respecto, el jefe de gabinete de Michel Temer, Eliseu Padilha, declaró a periodistas: ‘Intentamos buscar mujeres, pero por razones que no necesitamos traer a colación ahora, lo discutimos y no era posible’. De acuerdo al Instituto de Investigación Económica Aplicada del gobierno federal de Brasil, los hombres blancos, que ocupan la totalidad de los cargos ministeriales del país, son el 21.9% de la población del país. Los grupos que quedaron excluidos del gabinete de Michel Temer, por su parte, son mujeres (51.4%) y hombres no blancos (26.7%). Asimismo, resulta alarmante la eliminación del Ministerio de la Mujer, Igualdad Racial y Derechos Humanos, el cual quedó subsumido como una Secretaría dentro del Ministerio de Justicia.»
Apoyar al pueblo hermano de Brasil contra los planes de ajuste, es defender también nuestras conquistas. No es un mero slogan…, la tragedia aguarda con paciencia y nos toma por sorpresa, cuando creemos que jamás nos sucederá.
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(1) Entrevista desde minuto 28:47 hasta 39:48
Fuentes:
IzquierdadiarioTV/Proceso.com/CIDH/AP
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